Señor Peste
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En los cruces de caminos, aseguran algunos estadounidenses, el Demonio instala su mercadillo de destrezas musicales, y por el módico precio de un alma (tu alma) te enseña a hacer llorar a tu guitarra hasta que sangre fuego. Si deseas dominar un instrumento, espera a que se haga de noche y busca un polvoriento cruce de caminos. El hombre vestido de negro acudirá sin demasiada demora. Tú solo entrégale tu guitarra (o tu banjo, o tu violín, eso da igual, pues el Diablo adora toda la música excepto la que sale por las puertas de las iglesias). Cuando te la devuelva, tus manos se moverán por el mástil con la misma agilidad que una araña en su tela.