Señor Peste
Nuevo Usuario
A casi todos nos encanta un buen misterio, pero pocos son los voluntarios que se ofrecerian como tributos para vivir según qué cosas en sus propias carnes. Ahora bien, existen; locos a los que les encantaría la oportunidad de pasar una noche en una casa encantada, por ejemplo. A otros, por el contrario, no les haría ni pizca de gracia; mucho menos que alguien les engañe para comprar una casa que podría estar embrujada. Bien, pues gracias a una sentencia sin precedentes, ya no se puede engañar a nadie para que compre una casa que se rumorea que está encantada. Porque una cosa es adentrarse en lo paranormal como hobbie, pero otra muy distinta es que te timen para que te conviertas en compañero de piso de un fantasma. Es precisamente lo que les pasó a una pareja norteamericana, Patrice y Jeffrey Stambovsky, que se compraron una casa en Nyack, Nueva York, sin que nadie les comentara un pequeño, pero a la vez crucial detalle: la casa estaba embrujada. Su dueña anterior, Helen Ackley, estaba convencida que había fantasmas por el edificio, pero no se le ocurrió mencionarlo a los nuevos compradores para no perder la venta. Como resultado, los Stambovsky demandaron a la dueña anterior de la propiedad y el caso sentó un precedente: conocido como la “sentencia Cazafantasmas”, el juez declaró que la casa estaba “legalmente embrujada”, y que su estado paranormal debería formar parte de las condiciones para cualquiera de sus futuras ventas. Pero, ¿cómo se llegó hasta esa sentencia?